Este artículo fue escrito para la revista En Exclusiva de Banco General, en la cual fue publicado en julio de 2014.
Si leyó la obra de Jules Verne en la cual el protagonista Phileas Fogg logra darle la vuelta al mundo en tan solo 80 días, y se quedó con las ganas de vivir algunas de esas experiencias, hoy tendrá la oportunidad de hacerlo. Súmese a nuestro recorrido alrededor del mundo y visite 20 países memorables. Nuestro recorrido alrededor del mundo empieza en América, en uno de los pocos regímenes comunistas que aún le quedan al mundo: Cuba. Visitar esta isla caribeña de 11 millones de habitantes es casi como viajar en una máquina del tiempo, que nos traslada a la América Latina de hace cincuenta años. Allí recorremos los callejones de La Habana Vieja, paseamos en uno de los carros antiguos que se avistan por toda la ciudad y visitamos la Plaza de la Revolución. Fuera de la capital, para experimentar el paradisiaco mar Caribe y cargar las baterías para el resto del viaje, pasamos algunos días en las playas de Varadero o de alguno de los cayos. A modo de contraste, continuamos nuestra travesía en los Estados Unidos, un bastión de la democracia. En este enorme país solo conocemos algunos de los sitios más atractivos. La ciudad de Nueva York, nombrada una “selva de concreto” por sus innumerables rascacielos, y la “ciudad que nunca duerme” por su incesante energía, es una prioridad. Esta metrópolis ofrece un gran volumen de actividades para los apasionados del teatro, la gastronomía, las compras y casi cualquier otra rama del entretenimiento. Vemos íconos como Times Square, el Parque Central, la Estatua de la Libertad, el Rockefeller Center y el edificio Empire State. Para quienes tienen hijos pequeños, la ciudad de Orlando, hogar de Disney World y de varios otros parques de diversiones, es una parada obligatoria. Quienes se maravillan con la naturaleza encuentran una magia equivalente en el estado de Alaska en el noroeste del continente. Por último, llegamos a San Francisco. Acompañados por un clima muy agradable, tomamos el ferry en el Pier 39 para una corta visita a la antigua prisión de Alcatraz. Por la tarde, cruzamos el puente Golden Gate y disfrutamos de una velada en el agradable suburbio de Sausalito. De California viajamos a Oceanía. En Nueva Zelanda, alquilamos un carro para recorrer el país de un extremo al otro, digiriendo en el camino algunos de los paisajes más espectaculares de nuestro planeta. Desde los cráteres de Rotorua y la capital cultural de Wellington en la isla norte, hasta el mágico fiordo de Milford Sound, la hermosa ciudad de Queenstown y los imponentes lagos, glaciares y rebaños de ovejas a lo largo de la isla sur, este país no decepciona. Los más aventureros encuentran múltiples oportunidades para tirarse de paracaídas o de bungee jumping. La vecina Australia también es memorable. Primero pasamos algunos días en Sídney donde vemos, entre otros atractivos turísticos, su famosa Ópera. Luego conocemos la ciudad de Melbourne y las aledañas formaciones rocosas de los Doce Apóstoles, buceamos en la Gran Barrera de Coral y, por último, volamos al oeste del país para catar los deliciosos vinos del valle de Margaret River. Nuestra siguiente parada, ya en Asia, es Vietnam. Aquí vemos el río Mekong, cuyo delta se hizo famoso durante la Guerra de Vietnam, la idiosincrática metrópolis asiática de Hanoi y la majestuosa bahía de Ha-Long que con su mar de picos rocosos y pueblos flotantes fue escogida como una de las siete maravillas naturales del mundo. Un vuelo muy corto nos lleva a Camboya, donde nuestra principal tarea es absorber la magnificencia de los templos del asentamiento de Angkor, en particular del ilustre Angkor Wat, la edificación religiosa más grande que jamás se ha construido. Ta Prohm, templo que fungió como escenario para la película Tomb Raider, es otro de nuestros favoritos: con el pasar de los años, los árboles han crecido a través de esta obra, cuya arquitectura ya se encuentra completamente entrelazada con la naturaleza. Para la siguiente parada debemos estar preparados: el caos que reina en la India puede ser muy chocante. Animales, olores, carros, motos, pitos, calor y una marabunta de gente conviven en las calles de Delhi, sobre todo en la parte vieja de esta capital. Tras ver la Puerta de la India y pasear en uno de los célebres “tuc-tucs”, emprendemos el camino por tierra hasta Agra, donde observamos al imperial Taj Mahal contrastar con la pobreza abismal que caracteriza a la ciudad que lo acoge. En China, el país más poblado del mundo, también empezamos en la capital, Beijing: visitamos la Gran Muralla, la Plaza de Tian’anmen, la Ciudad Prohibida, el Templo del Cielo, el Palacio de Verano y algunos de los estadios construidos para las Olimpiadas de 2008. En Shanghai y Hong Kong disfrutamos de ambientes cosmopolitas y admiramos otras “selvas de concreto” desde el Bund y la Avenida de las Estrellas, respectivamente. Nuestra última parada en Asia es en el Medio Oriente, en Jordania. Este país es perfecto para recorrerlo todo en carro. De Amán, la capital, nos vamos al mar Muerto, donde todos flotamos sin intentarlo por las particularidades naturales de este lago salado. Tras un tratamiento de lodo para el cuidado de la piel, manejamos a Uadi Rum, un valle desértico. Continuamos hasta Petra; una vez allá, y sintiéndonos parte de la película de Indiana Jones, emprendemos el largo camino a pie hasta las impresionantes edificaciones cavadas en piedra que definen este asentamiento. Nuestra última parada en Jordania es la ciudad costera de Áqaba en el mar Rojo, desde donde avistamos el estado vecino de Israel. Finalmente, llegamos a Europa. En Grecia, conocemos el Partenón y el resto de la Acrópolis de Atenas, y pronto seguimos hacia las islas. Subimos en burro hasta la pintoresca Santorini, donde nos desplazamos en moto entre las construcciones blancas con techos azules que caracterizan a la isla. Desde el área de Oía admiramos cómo, en el horizonte, el sol se acuesta sobre un mar azul interrumpido únicamente por más islas. En Míkonos pasamos unos días relajados, disfrutando de la deliciosa gastronomía griega, las hermosas playas y la vibrante vida nocturna. Nuestra siguiente parada es Italia. Empezando en el norte conocemos el lago de Como, cerca de Milán. Luego, viajamos al este para visitar Venecia, donde paseamos en góndolas a través de sus canales y por debajo de sus puentes. En Florencia, por supuesto, vemos la Plaza de la Señoría, el Palacio Viejo, el Puente Viejo y la famosa cúpula de la Basílica de Santa María del Fiore, entre muchos otros establecimientos históricos y religiosos. Tras un recorrido por varios sitios de La Toscana, llegamos a Roma donde vemos el Coliseo, el Foro Romano, la Fuente de Trevi y, en El Vaticano, la Capilla Sixtina y la Basílica de San Pedro. Nuestra última parada es Positano, en la costa Amalfitana: con su arquitectura y sus vistas del Mediterráneo, este pueblo nos deja a todos boquiabiertos. Llegamos a Francia, donde hay que verlo todo. Subir la Torre Eiffel, recorrer el Museo del Louvre, admirar la Catedral de Notre Dame, charlar en algún café del barrio de St. Germain de Prés, pasear por el río Sena, atravesar la Plaza de la Concordia, ver los Campos Elíseos desde la cima del Arco del Triunfo, absorber el atardecer desde las escaleras de la Basílica del Sagrado Corazón en Montmartre: estas son solo algunas de nuestras actividades en París. Además, catamos vino y champaña en las regiones de Borgoña, Burdeos y Champaña-Ardenas. La Costa Azul, en el sureste francés, es otra de las regiones más bonitas del mundo. Además de las más conocidas Niza y Canes, visitamos Juan-les-Pins, Saint-Tropez y otros pueblitos que nos dejan asombrados. Luego viajamos a Austria. En Viena, vamos a la Casa de la Ópera, a los famosos palacios de Schonbrunn y Hofburg, a la icónica Rathaus y a la Catedral de San Esteban. Por tren llegamos a Salzburgo, conocida a nivel mundial por ser la ciudad natal del influyente compositor austriaco Mozart, y por sus hermosos paisajes en los que se filmó el famoso musical The Sound of Music. En Escandinavia, conocemos Suecia, principalmente la ciudad capital de Estocolmo, la cual bordea el mar Báltico. Disfrutamos de esta urbe limpia, organizada, integrada con el mar, de bella arquitectura y maravillosas vistas. Visitamos la Sala de Conciertos, donde se celebran anualmente los Premios Nobel. De Europa brincamos al África, en particular a Egipto, donde habitó una de las civilizaciones más antiguas que conocemos. Muy cerca de El Cairo, ciudad capital, podemos apreciar las Necrópolis de Guiza, donde se encuentran las renombradas pirámides. Uno de los populares cruceros por el río Nilo nos permite llegar a sitios históricos como la tumba del famoso faraón Tutankamón en el valle de los Reyes. Luego viajamos a Tanzania, donde vivimos la verdadera experiencia africana: los safaris. Ya sea en Ngorongoro, un cráter volcánico en el que se concentran la mayoría de las especies de animales que hay en África, o en el más amplio Parque Nacional del Serengueti, avistamos leones, leopardos, elefantes, jirafas y otros cientos de animales. La Garganta de Olduvai, donde se han encontrado algunos de los restos más críticos para el entendimiento del proceso evolutivo de los humanos, también merece nuestra visita. Más al sur está Namibia. En motos de cuatro ruedas recorreremos cientos de las dunas de arena color naranja que componen el espectacular desierto del Namib, el cual se extiende hasta la célebre costa de los Esqueletos. Luego cruzamos a Sudáfrica. Cape Town o Ciudad del Cabo es una hermosa ciudad llena de historia, diversión y vistas que nos dejan sin aliento. La montaña de la Mesa se aprecia desde todas partes, y subimos a su cima en teleférico. Además, visitamos por ferry la isla Robben, donde entramos a la prisión e incluso a la celda que ocupó Nelson Mandela. Otros atractivos incluyen una visita a Cape Point, cerca del punto en que se unen los océanos Atlántico e Índico, y un paseo por el Victoria & Alfred Waterfront, área que está llena de restaurantes y tienditas agradables. De Sudáfrica regresamos a América. Brasil es un país demasiado trascendental para perdérselo, pero también demasiado grande para verlo todo. Entre los sitios más populares está la ciudad de Río de Janeiro, anfitriona de la vistosa estatua del Cristo Redentor, del morro Pan de Azúcar y del famoso Carnaval de Río. Vemos también las imponentes cataratas del Iguazú, ubicadas en la frontera con Paraguay y Argentina, y la selva del Amazonas, propietaria del río homónimo que es además el más caudaloso del mundo. En Perú, la visita más crítica es al majestuoso complejo de Machu Picchu. Este refugio inca está ubicado a pocas horas en tren de la ciudad imperial de Cusco, la cual también amerita nuestra visita. Los más aventureros deciden alcanzar Machu Picchu desde Cusco a pie, a través del camino inca. Esta opción les tarda aproximadamente cuatro días, pues el camino consiste de 43 km. Por último, aprovechamos Lima, la capital peruana, como el popular destino gastronómico que es. De Perú, regresamos a casa, exhaustos pero felices por las experiencias vividas. Si bien hay muchos otros países del mundo que también valen la pena visitar, este recorrido nos permite saborear el ambiente de casi todas las regiones principales. Nos faltaron, tal vez entre pocas otras, Europa del Este y Asia Central, además de los polos. Y es que a esta “guía turística” siempre le gusta dejar algo por conocer, para tener una excusa para zarpar en la próxima aventura…
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