Este artículo fue escrito para la revista En Exclusiva de Banco General, en la cual fue publicado en marzo de 2016. En el corazón de Europa, entre Austria y Grecia, se arrinconan los países que conformaron la antigua Yugoslavia. Un recorrido por esta fascinante región nos ayudará a refrescar la memoria con respecto a su historia, absorber sus hermosos paisajes y comprender sus economías en desarrollo. Al oír hablar de Europa es natural pensar en los palacios, museos y catedrales de las grandes metrópolis como Londres o París. Pocos recuerdan que, muy cerca, en la península balcánica y bordeando el mar Adriático, está el conglomerado de países que conformaron la antigua Yugoslavia. Hace unas décadas asociábamos este nombre con guerra y comunismo. Incluso hoy en día, seis de los diez países más pobres de Europa se encuentran en esta región. Sin embargo, una visita a esta parte del mundo deja en evidencia que estos países, todos riquísimos en historia, cultura y belleza natural, están luchando por reencaminar sus economías para compenetrarse con el resto del imperial continente al que pertenecen.
Yugoslavia nació oficialmente después de la Primera Guerra Mundial y pasó por múltiples cambios y conflictos hasta 1946 cuando, después de la Segunda Guerra Mundial, se estableció el gobierno comunista al mando de Josip Broz Tito, quien gobernó este país de seis repúblicas hasta su muerte en 1980. Tras la muerte de Tito, las tensiones étnicas escalaron hasta desencadenar, a principios de los 90, una serie de guerras que culminaron en la disolución de Yugoslavia y la creación de siete países independientes. Nuestro recorrido, todo en un carro alquilado, se dio de sur a norte. Empezamos en Macedonia, el único país de la región que consiguió independizarse, en septiembre de 1991, sin guerra o resistencia de ningún tipo. En Skopje, la ciudad capital, visitamos tanto la casa de la Madre Teresa de Calcuta quien, si bien era de ascendencia albana, nació y creció en esta ciudad, como el museo conmemorativo que han hecho en su nombre. En el centro de la ciudad, en una gran plaza, se encuentra una enorme estatua de Alejandro Magno, quien reinó en la región del año 336 hasta el 323 a.C. Otras atracciones turísticas incluyen el viejo bazar, el puente de piedra y la cruz milenaria, la cual está ubicada en la cima de una colina y se puede apreciar desde casi toda la ciudad. Al oeste del país, en la frontera con Albania, está la espectacular ciudad de Ohrid, sede de 365 iglesias, una por cada día del año. Tras comer algo en uno de los múltiples cafés que bordean el lago de Ohrid, el cual fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, continuamos hacia Albania. En Albania, uno de los pocos países de la región que nunca perteneció a Yugoslavia, también realzan con frecuencia sus vínculos con la Madre Teresa de Calcuta. Como era de etnia albana, la consideran la única compatriota en haber ganado el Premio Nobel e incluso nombraron el aeropuerto principal del país en su honor. Aparte de la moderna capital de Tirana, vale la pena visitar la región de Sarande, en el sur del país, donde se encuentra el magnífico Ojo Azul, un profundo manantial de agua turquesa que burbujea misteriosamente. Muy cerca de esa región está la larga frontera con Grecia, por lo que la influencia de este país vecino es muy palpable. Tanto en Albania como en otros países cercanos hay que estar muy atentos, pues el movimiento vertical de la cabeza quiere decir “no”; mientras que el horizontal expresa un “sí”. De Albania cruzamos a Kosovo, el segundo país más joven del mundo después de Sudán del Sur. Kosovo consiguió su independencia de Serbia y Montenegro en febrero de 2008, después de haber sido administrado por las Naciones Unidas desde 1999 cuando, con la intervención de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), terminó el sangriento conflicto entre ambos. Actualmente, Kosovo es un país relativamente pobre pero con mucho potencial. En Pristina, su ciudad capital, se siente la energía de una población joven que quiere mejorar su sociedad. Además de la Biblioteca Nacional, cuya arquitectura es única, resalta el monumento Newborn, el cual fue develado el Día de la Independencia para simbolizar el renacimiento de la nación. También es importante ver la plaza principal así como la estatua de Bill Clinton, quien es considerado un héroe por la mayoría albana de este país por sus esfuerzos para acabar la guerra. Muy cerca está Montenegro, posiblemente el país más bonito de la región y también entre los más jóvenes del mundo, pues es independiente desde el 2006. Si bien Podgorica es una capital estándar, el litoral adriático de este país deja a cualquiera sin aliento. La isleta de Sveti Stefan, hoy en día convertida en un hotel lujoso, ofrece vistas impecables. Más al norte, pasando el pueblo de Budva, el cual data de hace más de 2500 años, una hermosa ciudad amurallada se enfrenta ante la magnífica bahía de Kotor, un fiordo en el Mediterráneo. En la bahía destaca el antiguo pueblo de Perast, el cual se encuentra frente a una pequeña isla que funge como sede para la mística iglesia de Nuestra Señora de la Roca. Del otro lado encontramos Porto Montenegro, una linda y moderna marina con restaurantes, bares y comercios de todo tipo. A pesar de que aún no forma parte de la Unión Europea, Montenegro utiliza el euro como moneda local, por lo cual disfrutar de sus más de 120 playas resulta muy fácil y cómodo. Otro dato curioso de este multifacético país es que se dice que Miguel de Cervantes se inspiró en una experiencia que tuvo mientras estaba encarcelado en el pueblo montenegrino de Ulcinj para escribir Don Quijote. Serbia fue el núcleo de la antigua Yugoslavia y el que luchó contra todos los vecinos por mantenerla unida. A pesar de no tener salida al mar, este país de guerreros ha jugado un rol importante en la historia mundial. Dieciocho emperadores romanos nacieron en territorios de la actual Serbia, incluyendo a Constantino I. Por más de 500 años fue gobernada por el Imperio otomano. Produjo a grandes inventores y científicos como Nikola Tesla, quien si bien nació en la actual Croacia era de etnia serbia, y a grandes deportistas como el tenista Novak Djokovic. Su principal atractivo turístico es Belgrado, la majestuosa capital. Situada en la unión de los ríos Sava y Danubio, en ella resaltan la fortaleza de Belgrado, el museo de historia yugoslava, la plaza de la República, el barrio bohemio de Skadarlija, las ruinas de los bombardeos de la OTAN, entre otros. También destaca su vida nocturna, popular entre los jóvenes de toda la región. De Serbia fuimos a Bosnia y Herzegovina, donde se vivió la peor de las guerras yugoslavas. Si bien la mayoría de la población decidió, a través de un referendo en 1992, convertirse en una república independiente, los serbobosnios rechazaron el resultado y pronto empezó el conflicto. Los croatas y los bosnios se aliaron y lograron, tras años de guerra y con la ayuda de la OTAN, derrotar a los serbobosnios. En la capital Sarajevo, es muy interesante visitar los túneles y memoriales tanto de esa guerra como de la Primera Guerra Mundial, pues fue precisamente ahí donde esta empezó cuando el nacionalista yugoslavo Gavrilo Princip asesinó al archiduque Francisco Fernando de Austria. Además de la placa conmemorativa de ese hecho histórico, destacan el estadio principal de las Olimpiadas de Invierno de 1984, así como el viejo bazar de Bascarsija, las catedrales y mezquitas y los distintos puentes que cruzan el río. Fuera de la ciudad resalta el pueblo de Medjugorje, donde se han dado supuestas apariciones de la Virgen. Bosnia cuenta con tres presidentes, uno bosnio, uno croata y uno serbio, que juntos deben tomar las decisiones sobre el porvenir del país. Terminamos en Croacia y Eslovenia, los países más prósperos de la región. Ambos ya pertenecen a la Unión Europea y son destinos turísticos más desarrollados. En Croacia es crucial visitar la exquisita ciudad amurallada de Dubrovnik, también conocida como la Perla del Adriático, donde se ha filmado la exitosa serie de televisión Game of Thrones. También son muy atractivas las playas de las 1246 islas del país y de las ciudades de Split y de Zadar, esta última considerada como la sede de la puesta del sol más espectacular del mundo, según Alfred Hitchcock. En Eslovenia resaltan la bella capital Liubliana, con su imponente castillo, así como el lago Bled y su isla del mismo nombre y el Parque Nacional de Triglav. El país también cuenta con asombrosas cuevas y viñedos, uno de los cuales tiene la planta productora de vino más vieja del mundo: con más de 400 años, aún produce 25 litros de vino cada año. Los Balcanes desafían el estereotipo de Europa como completamente próspera e imperial. Sin embargo, nos acercan mucho más a la historia real de este continente que, en el siglo pasado, fue sede de más de 70 guerras. Además, a falta de un exceso de íconos arquitectónicos, la región nos permite absorber la belleza natural y disfrutar de muchas de sus playas, lagos y parques más espectaculares. Una mezcla perfecta entre historia, cultura, turismo urbano y recreativo, los Balcanes son una región en ascenso que sin duda vale la pena conocer.
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